lunes, 3 de septiembre de 2007

El Buho Gallego. La huella del "Gran Conde de Lemos"


Una de las figuras más importantes y fascinantes de la historia de esta ciudad, es la del VII conde de Lemos. Es bien conocida la importancia de los Condes de Lemos en la historia de Galicia. Los historiadores la consideran una estirpe "casi real", y los seis roeles nos los encontramos allá donde vayamos en Galicia, grabados en fortalezas, iglesias y conventos. Pero cuanto más lee uno sobre el llamado "Gran Conde", Pedro Fernández De Castro y Andrade, más atraído se siente por su figura. En una época de transición entre el mundo antiguo y el moderno, en el que la nobleza iba perdiendo algunos de sus privilegios, pero aún conservaba todo su poder político y financiero, destaca la figura de este hombre, no ya por la importancia de los cargos que ostentó, (la presidencia del consejo de indias era la máxima autoridad administrativa del llamado nuevo mundo, y la presidencia del consejo de Italia, el cargo más importante que concedía Felipe II en Europa; si le unimos el Virreinato de Nápoles, nos hacemos a la idea de la importancia del personaje en la corte de Felipe II); decía, no solo por su poder político, sino sobre todo por sus rasgos de humanista e intelectual.

Siempre se recuerda el mecenazgo que ejerció con respecto a los escritores más importantes del siglo de oro (Quevedo, Cervantes, Lope, Góngora o los Argensola), los párrafos que le dedicaron o la belleza de la última carta escrita por Cervantes, y dirigida a D Pedro. Pero cuando uno se adentra en su biografía, llama la atención su insistente lucha por los derechos de Galicia, (Está largamente documentado que fue uno de los que más fervientemente trabajaron para que Galicia tuviera voto en cortes); fascina la creación de una obra como “El buho gallego haciendo cortes con las demás aves de España”, una sátira política en defensa del Reino de Galicia, como no hay otra de su clase en esta época. En su cargo de presidencia del consejo de indias, destaca su interés por los derechos y bienestar de los indios; fue a solicitud suya, y tras un extenso informe que requería la medida, que Felipe II promulgará la real cédula decretando la libertad de los indios, y entre su epistolario podemos leer lo siguiente;

"Suelen padecer grandes vejaciones, así por cuenta de sus encomenderos como también en el servicio de los obrajes. Por reverencia de Dios, que vuesa merced mire mucho por esos que me tocan y no se le dé nada que venga menos dinero a España, a trueque de que ellos vivan sin agravio y con comodidad”

Es evidente que para entender el alcance de estos apuntes, tenemos que desprendernos de la visión del mundo que hoy tenemos; nada tenía que ver aquel mundo con el de hoy, y los rasgos humanistas de D.Pedro, no eran frecuentes en una persona de su rango. Se hace evidente que estamos ante una figura excepcional, y como tal debió de ser apreciado, a juzgar por el afecto que hacia el profesaban los escritores de la época, tal y como se desprende del epistolario conservado.

"Ayer me dieron la extremaunción, y hoy escribo ésta. El tiempo es breve, las ansias crecen, las esperanzas menguan, y, con todo esto, llevo la vida sobre el deseo que tengo de vivir y quisiera yo ponerle coto hasta besar los pies de Vuestra Excelencia, que podría ser fuese tanto el contento de ver a Vuestra Excelencia bueno en España, que me volviese a dar la vida”, le dice Cervantes en su famosa carta escrita en el lecho de muerte.
Me molesté en introducir en Wikipedia el artículo sobre el conde;
Pedro Fernández De Castro y Andrade, donde podeis encontrar información más completa sobre este apasionante personaje y su estirpe, ya que añadí también la lista completa de los que ostentaron el título, recogido todo ello de las distintas biografías y libros publicados, y muy especialmente del Profesor Pardo de Guevara, que realiza una encomiable labor en este campo.

Es una pena que no haya en Monforte algo que rememore al que fue, probablemente, su ciudadano más destacado. Es cierto, el escudo de los castro está por todas partes, el Monasterio de las Clarisas, entre otras cosas, nos trae su recuerdo. Pero, ya que se ignora el paradero de sus restos (escondidos supuestamente para evitar el saqueo francés, y en cuya lápida se sabe estaba grabada la siguiente inscripción en láminas de bronce: “A mayor Gloria de Dios Todopoderoso Para perpetua Memoria, Pedro y Catalina, Marido y mujer, tan queridos, Que aún ahora los alienta una misma alma (…)”, y teniendo en cuenta que ya contamos con un busto en el Parque de los Condes que recuerda a su tío el cardenal Rodrigo de Castro, se echa en falta una estatua (que sería lo más acertado), o ya al menos una placa, que recuerde a D Pedro Fernández de Castro y Andrade, político, noble, humanista, intelectual, y gallego.

"Entre los suyos ninguno sintió como él las desgracias de Galicia, ninguno que de mejor voluntad se desposase con sus esperanzas ni se doliera tanto de sus inmerecidos infortunios. Su pluma, su palabra, su influencia, sus riquezas, todo lo pudo al servicio del país gallego. Sólo por eso debe sernos sagrada su Memoria." (Manuel Murguía)

P.S:Hay una Nueva entrada en mi otro blog, http://www.tabernadeconspiradores.blogspot.com/

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Non se pode expresar con palabras o que foi o Sétimo Conde de Lemos.
Certo que non sobraría unha estatua, xa que se levantaron outras de persoaxes de valía, pero non de tanta relevancia coma esta, como poden ser as estatuas de Celestino ou Manuel María. Non deixan de ter a súa importancia (sobre todo o poeta chairego), pero non é comparable á do sétimo conde.

Mararía dijo...

Por fin apareces después de unas largas vacaciones, espero que buenas.

Muy buen artículo. Un saludo.